Albert Ellis fue un psicoterapeuta estadounidense que desarrolló la terapia racional emotiva (TREC). Este nuevo tipo de psicoterapia era activa, directiva y dinámica, en la que el terapeuta ayudaba al cliente a comprender, que su filosofía personal estaba basada en unas creencias y que estas a su vez contribuían en sus dolores emocionales.
Desarrolló una teoría que venía a explicar por qué cada uno desarrollamos respuestas diferentes ante un mismo evento, se llamó Modelo A-B-C.
La idea detrás de este modelo está inspirada en el filósofo griego Epícteto, “las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos”.
Para explicar la forma de comportarnos este modelo tiene tres componentes:
Acontecimiento activador
Se trata de la situación o evento que ha provocado la activación de ciclo de pensamientos, emociones y conductas.
Existen muchos tipos de acontecimientos que pueden provocar este tipo de respuesta. Puede tratarse de un evento externo, como un despido, o interno, por ejemplo, el pensamiento de un posible rechazo. Puede ser una situación del pasado, por ejemplo, un abuso infantil o presente, por ejemplo, una discusión. Y puede ser un hecho objetivo, como un despido en el trabajo, o un hecho subjetivo, como un rechazo imaginado.
Sistema de Creencias (Belief System)
A lo largo de la vida vamos desarrollando un sistema de creencias a través de las cuales elaboramos los acontecimientos que nos ocurren en el día a día. Este sistema se forma a través de los pensamientos, recuerdos, supuestos, imágenes, normas, valores, esquemas, etc. que moldean la forma en la que percibimos nuestro mundo, tanto externo como interno.
Estos pensamientos suelen aparecer de manera automática, apareciéndose en la mente de manera instantánea y sin tener un gran control sobre los mismos. Estos esquemas cognitivos nos ayudan a evaluar y clasificar las situaciones de manera rápida para poder dar una respuesta acorde a las mismas.
Ahora bien, estos pueden ser racionales o irracionales. Una creencia racional es lógica y funcional y suele tener estructura en forma de preferencia (deseo) y sobre todo nos hace sentir conforme con nosotros mismos ya sea positiva o negativa. Las creencias irracionales suelen ser ilógicas y disfuncionales, además de tener una estructura de exigencia (debería), intolerancia y dramatismo, provocando una visión muy negativa de uno mismo y unas autoexigencias poco realistas.
Por ejemplo:
Me despiden del trabajo
Mis pensamientos automáticos son: soy un fracasado, jamás podré conseguir un trabajo en condiciones.
Tengo un fuerte dolor de espalda
Mis pensamientos automáticos son: esto es porque soy un flojo, debería haberme apuntado al gimnasio para hacer deporte durante dos horas diarias todos los días.
Consecuencias
En respuesta a esto tenemos dos tipos de consecuencias: emocionales y conductuales.
Dependiendo de cómo interpretamos el acontecimiento que estamos viviendo, nos sentiremos y actuaremos de manera diferente, dependiendo si estos son racionales o irracionales. Y serán estos sentimientos y conductas los que fortalezcan en nuestro sistema de creencias, el esquema cognitivo concreto.
Por ejemplo:
Me despiden del trabajo
Mis pensamientos automáticos son: soy un fracaso, jamás podré conseguir un trabajo en condiciones
Consecuencias emocionales: me siento frustrado, triste, desanimado…
Consecuencias conductuales: no tengo motivación para poder buscar un nuevo trabajo, empiezo a comer y dormir mal.
Ambas consecuencias fortalecen la idea de que el problema soy yo que soy un fracasado y no puedo ser capaz de encontrar un nuevo trabajo
Me duele la espalda
Mis pensamientos automáticos son: esto es porque soy un flojo, debería haberme apuntado al gimnasio para hacer deporte durante dos horas diarias todos los días.
Consecuencias emocionales: me siento culpable y triste
Consecuencias conductuales: mi estado de ánimo es tan bajo y mis expectativas tan altas que no siento que tenga la energía para poder cumplirlas y por lo tanto sigo igual.
Ambas consecuencias hacen que no pueda obtener un resultado diferente y por lo tanto al seguir haciendo lo mismo, seguiré pensando lo mismo, reafirmando por tanto los pensamientos automáticos que tengo sobre mí mismo.
Por ello mismo un trabajo muy importante en terapia es identificar estas distorsiones cognitivas para poder trabajarlas y debatirlas tratando de generar creencias mas racionales y sobre todo menos autodestructivas que nos ayudaran a sentirnos conforme con nosotros mismos.
BIBLIOGRAFIA
Diaz García, M.I.;Angeles Ruiz,M; Villalobos,A (2017). Manual de técnicas y terapias cognitivo conductuales. Desclee de Brouwer
Ellis, A. (1991). The ABC’s of RET. The Humanist, 51(1),19-49.
Ellis, A. (1991). The revised ABC’s of rational emotive therapy. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 9(3), 139-172.
Gavino Lázaro,A. (2002) Guía de ayuda al terapeuta cognitivo conductual. Pirámide.
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