¿Se puede volver tras una ruptura amorosa? | North Psicólogos

account_circle Marina Sabilla Hernández
21 de febrero de 2024

Las relaciones amorosas llegan a su fin por diferentes motivos: porque se acaba el amor, porque no hay una buena comunicación, porque los conflictos no se resuelven de una forma saludable, miedos como al compromiso, responsabilidad, a cambiar algún aspecto en nuestra vida o amar, o por falta de valores como el respeto, la confianza o el cuidado.

Cada ruptura es única y responde a una combinación particular de circunstancias, emociones y vivencias que hacen que dos personas que un día decidieron compartir su vida juntas, tomen caminos separados. A veces son los pequeños desencuentros acumulados los que van erosionando la relación día a día, otras veces es un evento específico el que marca el punto de no retorno, y en ocasiones simplemente las personas evolucionan en direcciones diferentes.

En definitiva, las relaciones de amor se pueden acabar por muchos motivos y no siempre significa que se haya acabado el amor por ambas partes. De hecho, es bastante común que tras una separación, una o ambas personas sigan sintiendo un profundo cariño y apego emocional hacia el otro, lo que hace que la ruptura sea aún más dolorosa y confusa. Por lo tanto, surge una pregunta que muchas personas se hacen en medio del duelo y la incertidumbre..

¿Se puede volver tras una ruptura?

La respuesta en cualquier caso es afirmativa si ambas partes están de acuerdo y desean volver. Sin embargo, es fundamental entender que el simple deseo de reconciliación no es suficiente. Esto no significa que la relación ya no vaya a funcionar, ya que justo a veces pasa todo lo contrario. Muchas parejas que han atravesado una separación y posteriormente han decidido darse una segunda oportunidad, encuentran que su relación es más sólida, madura y consciente que antes.

Cuando una relación se acaba es porque algo no funciona, y después de tomar la decisión de terminar, las personas necesitan un periodo de adaptación, de maduración o procesamiento de lo que la relación y su fin ha supuesto en cada uno. Este tiempo de separación, aunque doloroso, puede ser tremendamente revelador y transformador. Durante este periodo, cada persona tiene la oportunidad de reflexionar sobre su papel en la relación, identificar patrones de comportamiento poco saludables y reconocer necesidades emocionales que quizás no estaban siendo atendidas.

Es entonces cuando ambos se pueden dar cuenta de todo lo que ha podido fallar en el momento de la relación. La distancia emocional y física proporciona una perspectiva que resulta imposible de obtener cuando estamos inmersos en el día a día de la convivencia. Ahí se pueden dar cuenta de que han podido cambiar y ahora sí que están preparados para volver a unirse y comprometerse con ese cambio, trabajando en ello y reforzando así la relación. Este compromiso genuino con la transformación personal es el verdadero fundamento sobre el que se puede construir una segunda oportunidad exitosa.

Periodo de estancamiento en la relación

Algunas veces, las relaciones pueden pasar por momentos de «estancamiento», en los que la monotonía o rutina se pueden confundir con el fin de la relación porque «ya no hay amor». Estos períodos son más comunes de lo que pensamos y no necesariamente indican que el amor se ha extinguido. En esos casos, las personas pasan un tiempo solas, dándose cuenta luego realmente que las emociones se habían estancado, pero que no significa que no se echen de menos y que simplemente tengan que trabajar en cuidar más el amor. Es ahí cuando se dan cuenta de que ese sentimiento de «no sentir» a veces no significa que se haya acabado el amor y vuelven a retomar la relación con una nueva perspectiva sobre la importancia de nutrir activamente la conexión emocional.

En otras ocasiones quizás a nivel individual hay que trabajar ciertos aspectos como inseguridades o miedos en uno mismo que afectan en la relación, como asumir ciertas responsabilidades, miedo al compromiso, a depender de otra persona, a no poder confiar en la pareja, a no perdonarse a uno mismo por algo o incluso heridas del pasado que se proyectan en la relación actual. Estos conflictos internos pueden manifestarse de múltiples formas: celos injustificados, necesidad excesiva de control, dificultad para expresar emociones o una constante actitud defensiva. En cualquier caso, si se reconoce y hay una intención genuina de cambiar, siempre se puede volver a reestablecer la relación incluso mientras se van trabajando esos aspectos, siempre que exista honestidad y transparencia sobre el proceso.

Otras veces no tiene nada que ver con este tipo de conflictos internos en la pareja, sino con circunstancias externas que dificultan la convivencia o el desarrollo de la relación. Por cuestiones de distancia (vivir en ciudades muy lejanas) las personas no se ven capaces de llevar la relación, o que hay una diferencia de edad que hace que ahora mismo cada persona esté en etapas diferentes de su vida con prioridades y objetivos distintos, o porque cada uno vivencie la relación de una forma y ya no existan los mismos intereses o proyectos en común que antes sí que se daban y ya no esté esa ilusión compartida. En estos casos, cuando estos aspectos cambian a lo largo del tiempo y vuelven a darse las condiciones favorables, cuando en algún momento eran un problema en la relación que puso fin, si las dos personas están dispuestas a volver a intentarlo porque persiste el amor, también puede fortalecer significativamente la relación y demostrar que el vínculo era lo suficientemente sólido como para resistir la adversidad.

Intentar solucionar las cosas con comunicación efectiva

La terapia de pareja tanto individual como conjunta puede facilitar enormemente la vuelta a la relación, ya que ayuda a las personas a conectar con las dificultades que pueda haber a nivel individual o de pareja que han hecho poner fin a la relación, entenderlas, comprenderlas y afrontarlas para construir relaciones saludables y satisfactorias. Un profesional especializado puede proporcionar herramientas de comunicación efectiva, ayudar a establecer límites saludables, trabajar en la gestión emocional y acompañar el proceso de reconstrucción de la confianza, que suele ser uno de los aspectos más desafiantes tras una ruptura y reconciliación.

Es importante destacar que volver después de una ruptura no es una decisión que deba tomarse a la ligera o impulsivamente. Requiere reflexión profunda, conversaciones honestas y, sobre todo, un compromiso real con el cambio. Ambas personas deben estar dispuestas no solo a identificar qué falló, sino también a asumir su responsabilidad en esos fallos y a implementar cambios concretos y sostenibles en el tiempo.

Por lo tanto, sí se puede volver después de una ruptura amorosa si ambas personas quieren y están dispuestas a trabajar activamente en el cambio que les llevó a la ruptura. No existe una fórmula mágica ni garantías absolutas, pero con voluntad, honestidad, paciencia y el apoyo adecuado, muchas parejas logran no solo reconciliarse, sino construir una relación más auténtica y satisfactoria que la que tenían antes. Si tienes dudas sobre esto o quieres saber más sobre el tema, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y te podremos ayudar a encontrar el camino que mejor se adapte a tu situación particular.