Trastorno ansioso depresivo: cuando ansiedad y depresión se entrelazan

account_circle Teresa Rodríguez
15 de octubre de 2025

Cuando llegan a consulta, muchas personas se encuentran profundamente confundidas. Han escuchado hablar de la depresión, conocen los síntomas de la ansiedad generalizada, pero nadie les ha mencionado que existe un trastorno en el que ambas condiciones se entrelazan de manera simultánea: el trastorno ansioso depresivo mixto.

Esta condición, más común de lo que se piensa, genera un malestar significativo y presenta desafíos particulares tanto para quien lo experimenta como para los profesionales de la salud mental. En este artículo te explicamos en profundidad qué es, cómo se manifiesta, por qué resulta tan difícil de identificar y cuáles son las opciones de tratamiento más efectivas.

¿Qué es el trastorno ansioso depresivo?

Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), el trastorno ansioso depresivo mixto se caracteriza por la presencia simultánea de síntomas tanto de depresión como de ansiedad, sin que ninguno de los dos predomine claramente sobre el otro. Se trata de un estado de ánimo disfórico persistente, con duración superior a un mes, donde los síntomas ansiosos y depresivos se asocian pero ninguno tiene la intensidad suficiente para justificar un diagnóstico por separado.

Esta combinación crea una experiencia única de malestar psicológico que puede afectar significativamente múltiples áreas de la vida cotidiana: el rendimiento laboral o académico, las relaciones personales, la capacidad de disfrutar actividades y la percepción general de bienestar.

Prevalencia: más común de lo que imaginas

Contrario a lo que podría pensarse, el trastorno ansioso depresivo mixto no es una condición rara. Un estudio publicado en Atención Primaria encontró una prevalencia del 6,7% en la población estudiada, con mayor proporción en mujeres (68%) y en el grupo de edad de 46-65 años.

La realidad es que muchas personas con este trastorno no buscan ayuda profesional precisamente porque sus síntomas, aunque molestos y limitantes, no alcanzan la gravedad de un trastorno depresivo mayor o un trastorno de ansiedad severo. Además, investigaciones recientes indican que aproximadamente el 85% de los pacientes con depresión pueden experimentar síntomas de ansiedad, mientras que cerca del 90% de los pacientes con ansiedad pueden experimentar síntomas de depresión.

Síntomas principales del trastorno ansioso depresivo

La característica fundamental de este trastorno es la coexistencia de síntomas de ambas condiciones:

Síntomas relacionados con la depresión

  • Tristeza persistente y estado de ánimo bajo
  • Apatía y desmotivación
  • Pérdida de interés o placer en actividades habituales (anhedonia)
  • Baja autoestima y sentimientos de inutilidad
  • Cambios en el apetito y el sueño
  • Fatiga y falta de energía constante
  • Desesperanza y pesimismo

Síntomas relacionados con la ansiedad

  • Preocupación excesiva y constante
  • Tensión muscular
  • Palpitaciones y sensación de falta de aire
  • Miedo intenso o crisis de pánico
  • Problemas de concentración y memoria
  • Pensamientos anticipatorios y catastróficos
  • Irritabilidad
  • Hipervigilancia

Síntomas vegetativos

Una característica diagnóstica importante es la presencia de síntomas vegetativos o somáticos tales como temblores, molestias intestinales o taquicardia. Estos síntomas físicos son clave para establecer el diagnóstico diferencial con otras condiciones.

¿Por qué es tan difícil de identificar?

El trastorno ansioso depresivo presenta varios desafíos diagnósticos:

Mayor confusión en la persona afectada: Cuando alguien experimenta tristeza profunda pero también ansiedad intensa, puede resultar desconcertante. La persona no sabe si está deprimida, ansiosa, o ambas cosas, lo que retrasa la búsqueda de ayuda.

Retrasos en el diagnóstico: Los profesionales pueden inicialmente diagnosticar solo depresión o solo ansiedad, especialmente en atención primaria donde el tiempo de consulta es limitado.

Síntomas que se refuerzan mutuamente: Lo más problemático es que los síntomas no solo coexisten, sino que se potencian entre sí. La ansiedad genera agotamiento que contribuye a la fatiga depresiva, mientras que la depresión produce pensamientos negativos que alimentan las preocupaciones ansiosas.

Mayor deterioro funcional: Según datos de estudios especializados, el trastorno interfiere significativamente en la vida diaria, manifestándose en el ámbito familiar (deterioro de relaciones), social (aislamiento y apatía) y laboral (falta de concentración y atención).

Aspectos compartidos entre ansiedad y depresión

Para comprender mejor este trastorno, es importante reconocer que ambas condiciones comparten el afecto negativo, que provoca dolor emocional, irritabilidad, sensaciones de culpa y bajo estado de ánimo, además de baja autoestima.

Sin embargo, también tienen características distintivas: la depresión se caracteriza por un bajo afecto positivo que produce anhedonia, mientras que la ansiedad se distingue por la hiperactivación. En el trastorno ansioso depresivo mixto encontramos esta paradoja: la persona experimenta simultáneamente la falta de energía típica de la depresión junto con la hiperactivación propia de la ansiedad.

Factores de riesgo y causas

Aunque la causa exacta no se conoce completamente, según recursos especializados se cree que es resultado de una combinación de factores:

  • Factores biológicos: causas neuroendocrinas y la hiperactividad del sistema noradrenérgico
  • Factores psicológicos: mayor vulnerabilidad o percepción más negativa de la vida
  • Factores familiares: vivencias de familia disfuncional o apego inseguro
  • Factores contextuales: exposición prolongada a situaciones estresantes

Tratamiento del trastorno ansioso depresivo

El abordaje debe ser personalizado y adaptado a la gravedad de los síntomas y las circunstancias particulares de cada persona.

Evaluación profesional

Es fundamental acudir a un profesional de la salud mental cualificado que pueda realizar una evaluación completa. Según la OMS, el diagnóstico se realiza cuando la ansiedad y la depresión no son suficientemente graves como para realizar un diagnóstico por separado.

Psicoterapia: el tratamiento de elección

La intervención psicológica es fundamental para superar el trastorno ansioso depresivo. Entre los enfoques más efectivos destacan la psicoterapia integradora y la terapia EMDR, que permiten abordar no solo los síntomas, sino también la raíz de las dificultades emocionales.

Psicoterapia integradora

La psicoterapia integradora combina técnicas de diferentes corrientes psicológicas (cognitivo-conductual, humanista, sistémica, psicodinámica, entre otras) para adaptarse a las necesidades específicas de cada persona.

En el caso del trastorno ansioso depresivo, se trabaja en:

  • Regulación emocional: aprender a identificar y manejar la ansiedad y la tristeza.
  • Fortalecimiento de recursos personales: mejorar autoestima, resiliencia y autoconfianza.
  • Reestructuración de pensamientos y conductas: sustituir creencias limitantes por visiones más adaptativas.
  • Prevención de recaídas: dotar de estrategias para mantener los avances a largo plazo.

Este enfoque ofrece una visión global y flexible que busca cambios profundos en la manera de comprenderse y relacionarse con el mundo.

Terapia EMDR

El EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es especialmente eficaz cuando el malestar está vinculado a traumas o recuerdos dolorosos.

Mediante la estimulación bilateral (movimientos oculares, sonidos o toques alternados), el cerebro puede reprocesar la información traumática y reducir la carga emocional que genera.

Principales beneficios del EMDR en ansiedad y depresión:

  • Disminuye la intensidad de recuerdos perturbadores.
  • Reduce síntomas ansiosos y depresivos al abordar la raíz del problema.
  • Favorece nuevas creencias positivas y fortalece la autoestima.
  • Logra mejoras duraderas, más allá del alivio puntual.

Enfoques complementarios

Tanto la psicoterapia integradora como el EMDR no son excluyentes, sino que pueden combinarse de forma complementaria. Mientras la primera trabaja de manera amplia los recursos emocionales y patrones de pensamiento, el EMDR permite reprocesar vivencias concretas que alimentan los síntomas. Juntas, ofrecen un abordaje integral que aumenta las posibilidades de recuperación y bienestar estable en el tiempo.

Farmacoterapia

Dependiendo de la gravedad, puede ser necesario combinar la psicoterapia con tratamiento farmacológico supervisado por un psiquiatra. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) han demostrado ser útiles para controlar tanto los síntomas depresivos como ansiosos.

Tratamiento personalizado

No existe un protocolo único. El profesional debe diseñar un plan considerando la gravedad de síntomas, el deterioro funcional, las circunstancias actuales, los recursos disponibles y las preferencias del paciente.

La importancia de buscar ayuda profesional

Las personas que padecen este trastorno, al no presentar sintomatología intensa, no suelen acudir a terapia. Este es uno de los mayores problemas: la percepción de que «no es tan grave». Sin embargo, el malestar crónico, aunque moderado, puede erosionar la calidad de vida tanto o más que episodios agudos más intensos.

Encuentra el apoyo que necesitas con North

En North Psicólogos contamos con especialistas en ansiedad, depresión y trastornos mixtos del estado de ánimo. Si crees que puedes estar experimentando síntomas de trastorno ansioso depresivo, no lo enfrentes en soledad.

Nuestro equipo puede ayudarte a obtener un diagnóstico preciso, desarrollar un plan de tratamiento personalizado, aprender estrategias efectivas de manejo y recuperar tu bienestar.

Contacta con nosotros y da el primer paso hacia tu recuperación. Reconocer que necesitas ayuda no es signo de debilidad, sino de fortaleza y autocuidado.