Trastorno depresivo mayor: síntomas, duración y tratamiento

account_circle Teresa Rodríguez
15 de octubre de 2025

La depresión puede aparecer con diferentes nombres: trastorno depresivo mayor, depresión clínica o simplemente depresión. Aunque las palabras cambien, hablamos siempre de lo mismo: un trastorno del estado de ánimo que afecta de forma profunda la vida de quien lo padece.

En este artículo vamos a aclarar estos términos, revisar los síntomas más frecuentes y explicar qué tratamientos existen para recuperarse de una condición que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta aproximadamente al 5% de los adultos en todo el mundo.

¿Por qué existen diferentes nombres para la depresión?

La variedad de términos puede generar confusión, pero todos hacen referencia al mismo trastorno:

Trastorno depresivo mayor es el término clínico oficial usado por profesionales de la salud mental. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5, se diagnostica cuando hay un episodio depresivo de al menos dos semanas de duración en el que la persona manifiesta un mínimo de cinco síntomas específicos.

Depresión clínica se utiliza para remarcar la gravedad de los síntomas y la necesidad de un abordaje profesional, diferenciándola de la tristeza pasajera o los estados de ánimo bajos temporales.

Depresión o depresión mayor es el término más común en el lenguaje cotidiano y no especializado, ampliamente utilizado tanto por profesionales como por la población general.

En resumen: todas estas formas de nombrarla hacen referencia al mismo trastorno mental que requiere evaluación y tratamiento profesional.

Una realidad global: prevalencia de la depresión

La depresión no es una condición rara ni excepcional. Los datos epidemiológicos revelan su impacto global:

  • Aproximadamente 332 millones de personas en el mundo viven con depresión
  • Afecta al 5% de los adultos globalmente, con mayor prevalencia en mujeres (6,9%) que en hombres (4,6%)
  • Es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial
  • Más del 10% de las mujeres embarazadas y las que acaban de dar a luz experimentan depresión

Estos datos confirman que la depresión es un problema de salud pública de primera magnitud que afecta a personas de todas las edades, culturas y niveles socioeconómicos.

Síntomas principales del trastorno depresivo mayor

El trastorno depresivo mayor se caracteriza por una combinación de síntomas emocionales, físicos y cognitivos que persisten la mayor parte del día durante al menos dos semanas. Para el diagnóstico, según los criterios del DSM-5, deben estar presentes al menos cinco síntomas, incluyendo obligatoriamente uno de los dos primeros.

Síntomas emocionales

Anhedonia: pérdida de interés y placer en actividades que antes resultaban satisfactorias. Este síntoma es uno de los más característicos y debilitantes de la depresión, ya que elimina la capacidad de disfrutar incluso de las actividades favoritas.

Estado de ánimo deprimido: tristeza profunda, sensación de vacío o irritabilidad la mayor parte del día, casi todos los días. En algunos casos, especialmente en adolescentes, puede manifestarse más como irritabilidad que como tristeza.

Sensaciones de desesperanza, inutilidad o culpa excesiva: pensamientos negativos persistentes sobre uno mismo, el futuro y las propias capacidades. Estos sentimientos suelen ser desproporcionados respecto a la realidad objetiva.

Síntomas físicos

La depresión no es solo un trastorno emocional; tiene manifestaciones físicas muy concretas:

Cambios bruscos en el apetito y el peso: puede haber aumento o pérdida significativa de peso sin hacer dieta intencionalmente (más del 5% del peso corporal en un mes).

Problemas graves de sueño: desde insomnio (dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar precoz) hasta hipersomnia (dormir excesivamente pero sin sentirse descansado).

Fatiga o pérdida de energía constante: sensación persistente de cansancio físico y mental, incluso después de descansar. Las tareas cotidianas más simples pueden parecer agotadoras.

Agitación o enlentecimiento psicomotor: movimientos inquietos o, por el contrario, movimientos y habla extremadamente lentos, observables por otras personas.

Síntomas cognitivos

El impacto de la depresión en el funcionamiento mental es significativo:

Dificultades de concentración y memoria: problemas para mantener la atención, recordar información o procesar mentalmente tareas que antes eran automáticas.

Pensamiento enlentecido y problemas para tomar decisiones: incluso las decisiones más simples pueden volverse abrumadoras y requerir un esfuerzo mental considerable.

Ideación autolítica: pensamientos recurrentes sobre la muerte, ideas suicidas sin un plan determinado, o en casos más graves, intentos de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo. Este síntoma requiere atención inmediata y profesional.

¿A quién puede afectar la depresión?

El trastorno depresivo mayor puede afectar a mujeres y hombres de todas las edades, independientemente de la raza, la cultura, el nivel educativo o el poder adquisitivo. No discrimina según la clase social ni las circunstancias externas aparentemente favorables.

Comorbilidades frecuentes

La depresión raramente aparece aislada. Puede presentarse junto a:

Otros trastornos mentales: especialmente trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático o abuso de sustancias. La comorbilidad con ansiedad es particularmente frecuente.

Enfermedades crónicas: condiciones como diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer o dolor crónico pueden tanto desencadenar depresión como ser agravadas por ella, creando un círculo vicioso que empeora ambas condiciones.

Factores de riesgo

Aunque cualquiera puede desarrollar depresión, existen factores que aumentan la vulnerabilidad:

  • Historia familiar de depresión o trastornos mentales
  • Eventos traumáticos o estresantes (pérdidas, abusos, problemas económicos)
  • Ciertos rasgos de personalidad (baja autoestima, tendencia al pesimismo)
  • Enfermedades físicas crónicas
  • Consumo de alcohol o drogas
  • Falta de apoyo social

¿Cuándo hablamos de depresión persistente?

Si los síntomas depresivos duran más de dos años, el diagnóstico cambia. Según la clasificación actual del DSM-5, hablamos entonces de:

Trastorno depresivo persistente (anteriormente conocido como distimia o trastorno distímico): se caracteriza por un estado de ánimo deprimido que se mantiene durante casi todo el día y durante la mayoría de los días, en un período de dos años o más.

En muchos casos, esta cronificación ocurre porque la persona no ha recibido el tratamiento adecuado para la depresión mayor, lo que perpetúa el malestar en el tiempo. La depresión persistente puede incluir tanto episodios de depresión mayor como períodos de síntomas más leves.

Este tipo de depresión crónica es particularmente debilitante porque la persona puede llegar a normalizar su estado depresivo, creyendo erróneamente que «así es su personalidad» cuando en realidad se trata de un trastorno tratable.

Tratamiento del trastorno depresivo mayor

La buena noticia es que la depresión no es un trastorno crónico ni irreversible. Con un abordaje adecuado, los síntomas pueden mejorar notablemente e incluso desaparecer. Según el Manual MSD, la depresión leve puede tratarse con medidas generales y psicoterapia, mientras que la depresión moderada a grave se trata con medicamentos, psicoterapia o ambos.

Psicoterapia: el tratamiento fundamental

La intervención psicológica es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento de la depresión. Entre los enfoques más efectivos destacan la psicoterapia integradora y la terapia EMDR, que permiten tanto aliviar los síntomas como abordar las causas profundas del malestar.

Psicoterapia integradora

La psicoterapia integradora combina técnicas de diferentes corrientes terapéuticas para adaptarse a cada persona. En la depresión, este enfoque ayuda a:

  • Regular las emociones intensas vinculadas a la tristeza y la apatía.
  • Fortalecer la autoestima y la autoconfianza, que suelen estar debilitadas en la depresión.
  • Modificar pensamientos negativos y autocríticos, promoviendo una visión más realista y compasiva de uno mismo.
  • Fomentar hábitos saludables y actividades significativas, recuperando poco a poco la motivación y el interés.

Este tipo de terapia permite trabajar de manera flexible y personalizada, atendiendo a los diferentes factores que mantienen la depresión.

Terapia EMDR

El EMDR es especialmente eficaz cuando la depresión está vinculada a experiencias traumáticas o recuerdos dolorosos que no han sido elaborados.

A través de la estimulación bilateral (movimientos oculares, sonidos alternados o toques), el cerebro puede procesar esos recuerdos y reducir la carga emocional asociada.

En depresión, el EMDR ayuda a:

  • Reprocesar experiencias pasadas que alimentan sentimientos de culpa, inutilidad o desesperanza.
  • Liberar bloqueos emocionales que impiden avanzar.
  • Instaurar creencias positivas y adaptativas, como “soy valioso” o “puedo salir adelante”.
  • Reducir síntomas ansiosos y depresivos de manera duradera.

Enfoques complementarios del EMDR

La psicoterapia integradora y el EMDR no son excluyentes, sino que se complementan. Mientras la primera ofrece un trabajo amplio sobre las emociones, los pensamientos y las conductas actuales, el EMDR permite sanar recuerdos dolorosos que mantienen el malestar. Juntas, ambas intervenciones ofrecen un tratamiento integral y profundo del trastorno depresivo mayor, aumentando las posibilidades de recuperación y previniendo recaídas.

Farmacoterapia: cuando es necesaria

En casos de depresión moderada a grave, la farmacoterapia supervisada por un psiquiatra puede ser esencial para estabilizar los síntomas más incapacitantes. Los antidepresivos más utilizados incluyen:

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): como fluoxetina, sertralina o escitalopram, son generalmente los medicamentos de primera línea por su eficacia y perfil de efectos secundarios más tolerable.

Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN): como venlafaxina o duloxetina.

Otros antidepresivos: según las características específicas de cada caso y la respuesta a tratamientos previos.

Es importante destacar que la farmacoterapia debe mantenerse durante al menos seis meses después del cese de los síntomas para prevenir recaídas. En casos de episodios recurrentes, puede ser necesario un tratamiento más prolongado.

Abordaje combinado: la opción más efectiva

La combinación de medicación y psicoterapia suele ser la opción más efectiva en la mayoría de los casos, especialmente en depresión moderada a grave. Ambas intervenciones se complementan:

  • La medicación ayuda a estabilizar el estado de ánimo y reducir síntomas severos, haciendo posible la participación activa en terapia
  • La psicoterapia proporciona herramientas para manejar pensamientos y conductas, reduciendo el riesgo de recaídas futuras

La importancia del diagnóstico y tratamiento temprano

El trastorno depresivo mayor es una enfermedad seria, pero también tratable. Reconocer los síntomas a tiempo y acudir a un profesional es un acto de amor propio y la clave para iniciar la recuperación.

No esperes a que los síntomas empeoren. Buscar ayuda no es signo de debilidad, sino de fortaleza y responsabilidad hacia tu salud mental y bienestar.

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